Si al abrir el buzón de correo electrónico por la mañana observa que entre los 12 e-mails nuevos hay 3 o 4 de dudoso origen y objetivo, sin duda relacionaremos a éstos con prácticas de spam publicitario poco profesional. Pero si entre ellos existe uno que nos pide recordar nuestros datos personales o verificar el número de cuenta bancaria, estará delante de un correo Phishing, destinado a “pescar” información confidencial para un posterior uso fraudulento.
Es un término informático que denomina un tipo de delito grave relacionado con la estafa. Se trata de conseguir mediante distintos métodos información confidencial de forma fraudulenta, haciéndose pasar por una persona de confianza o por un banco mediante una comunicación aparentemente normal, requiriendo normalmente los datos bancarios.
La creciente ola de denuncia ante estos actos, ha puesto en alerta a la mayoría de entes bancarios, por ello los phisers, conscientes de que los sistemas de seguridad bancarios son poderosos, atacan directamente a los usuarios finales al estar éstos menos protegidos. Por otra parte, el Phishing representa una práctica de muy bajo coste, que con un tanto por ciento bajísimo de éxito, puede generar elevadas cantidades de beneficios. Para evitarlo, ya existen tres vías: leyes que castigan su práctica, campañas para prevenir a los usuarios y ampliación de medidas técnicas de seguridad online en los programas informáticos. Se estima que en los últimos cinco años, se han producido más de 30 millones de ataques con éxito. Teniendo en cuenta que sólo representa un 0’2% del volumen total de correos recibidos por Phishing, este delito ha generando pérdidas elevadísimas tanto a usuarios como a empresas.
La sociedad actual es consciente del peligro que supone este método ilegal para sustraer los datos confidenciales, por ello la toma de medidas preventivas está aumentando considerablemente en los últimos años. Junto con los famosos virus y los temidos gusanos, la confidencialidad en Internet parece que se quiebra a favor de los que realizan las prácticas ilegales. Esta coyuntura representa una oportunidad para todas aquellas empresas relacionadas con la seguridad de transmisión de datos online, ofreciendo servicios de consultoría de seguridad, rappels en la compra de software, o servicios de ayuda 24h. con adecuado servicio técnico.