Hace 20 años, para encontrar trabajo se estilaba llevar el currículum en mano junto con una carta de recomendación y presentarse en una empresa para ofrecerse a trabajar. Hace 10 años, lo que estaba de moda era enviar el CV a través de un correo electrónico. Hace apenas un lustro, cuando España pugnaba por entrar en el G8, el club de los países con más músculo económico, lo que se llevaba era abrirse una cuenta en Infojobs, y esperar a que las compañías llamasen. Hoy en día, todo el mundo habla de redes como Facebook, Twitter o LinkedIn para encontrar trabajo. Pero, ¿son tan útiles como dicen para estos menesteres? ¿Es necesario saber manejarlas para poder desempeñar un empleo en 2012? ¿O son unos servicios que solo les sirven a los que se ganan la vida con una profesión liberal y a nadie más?
Para encontrar trabajo, las redes sociales son fundamentales, y lo son en dos puntos. Primero, porque muchas empresas ya solo publican sus ofertas de empleo en páginas web como LinkedIn. Solo aquellos que hayan abierto un perfil allí tendrán la posibilidad de optar a esos puestos. Y segundo, porque ahora mismo, lo primero que hacen los responsables de selección de personal de las empresas tras ver un currículum que les ha gustado es hacer una búsqueda en Internet para obtener más información. Puede que busquen verificar que los datos del CV coinciden con los que están publicados en la cuenta de LinkedIn, o buscar más información en el perfil de Twitter del candidato para hacerse una idea sobre qué personalidad tiene.
Pero la búsqueda de información en redes sociales va más allá del proceso de selección. Después de firmar el contrato, puede que el nuevo trabajador reciba la invitación para ser amigo en Facebook de varios de sus compañeros, o incluso de su jefe o de alguien de recursos humanos. Es la última prueba (y muchas veces, la más decisiva). Aquí ya no se puede engañar: los colegas quieren conocer al nuevo y quieren saber cómo es su perfil en Facebook. Si tiene muchos amigos, si tiene una relación, sus gustos… Aquí ya no se puede engañar, (a menos que se borren las fotos y comentarios del pasado) y es muy fácil labrarse una determinada reputación. Por ejemplo, imágenes de fiestas salvajes o comentarios desafortunados sobre cualquier tema de actualidad harán que caigamos en desgracia.
Las redes sociales son el nuevo ‘Office’
En medio de una crisis tan brutal como en la que nos encontramos, encontrar trabajo es casi una quimera. Nunca había habido tanta competencia y tan preparada, y tan pocos puestos libres. La única forma de destacar sobre los demás candidatos es ser diferente. Cuanto mejor sea nuestro currículum, más posibilidades tendremos de destacar. Idiomas, cursos, experiencia… También se valoran actitudes y comportamientos, como la proactividad o el ser comunicativo. Y como no, el manejo de herramientas informáticas como procesadores de texto, hojas de cálculo y uso de correo electrónico. En esa categoría se han incluido en los últimos años las redes sociales. Y ahora mismo, el hecho decisivo, ese que decíamos que puede inclinar la balanza entre un candidato y otro, parece que es ese.
Facebook o Twitter pueden ser un estupendo sistema para publicitar los productos, los servicios o los logros de una empresa. Y no solo desde la cuenta oficial de la compañía. Cada vez más, los empleados hacen estas labores en sus perfiles. Así que el manejo de estas herramientas es fundamental. Tanto, que ya hay universidades que ofrecen cursos para saber desempeñarse bien en estas lides. En ellos, se habla más de saber qué contenido compartir y cómo hacerlo que de aspectos técnicos, como en este que ofrece la Universidad de San Francisco.
¿Son necesarias para todas las profesiones?
Parece que el uso profesional de redes sociales es algo que solo necesitan los periodistas, los que se dedican a la publicidad, o para los que trabajan en empresas de tecnología e Internet. Pero nada más lejos de la realidad. Cualquier empresa del sector servicios que quiera despuntar en 2012 debe usar las redes sociales para poder dar a conocer lo que oferta. Desde un trabajador autónomo que se dedique a la fontanería hasta una multinacional de la alimentación pueden usar Twitter o Facebook para que millones de personas puedan conocer sus servicios o sus productos en Internet.
Así que el uso de estas nuevas herramientas es básico tanto para encontrar trabajo, como para poder mantenerlo (¡cuidado con la reputación!) y para poder ganar dinero. Hoy en día, tener perfil en Facebook, en Twitter y en LinkedIn es algo imprescindible.
Por Néstor Parrondo