Una de las mayores barreras con las que se encuentra un usuario al realizar una actividad económica online reside en el escepticismo que produce el «dinero electrónico». Esta desconfianza es consecuencia del creciente uso indebido por actividades fraudulentas en la red, y por el cambio paulatino de estas nuevas formas de comerciar.
En el intento de solucionar estos imprevistos, las Administraciones Públicas de distintos países están aprobando en la actualidad la utilización del DNI electrónico. Por otra parte, existen distintas empresas dedicadas a formar patrones de seguridad para terceras empresas y a su vez, beneficiando al consumidor. Este paso conjunto entre entes públicos y privados desarrollará una compenetración que no acarreará costes elevados y que su beneficio derivado será relevante. Junto con la identidad virtual oficial, también se podrán realizar firmas digitales con el mismo valor que las tradicionales.
Prueba de ellos son los recientes acuerdos con Ministerios, Cámaras de Comercio, Colegios profesionales, etc., en los que se pueden realizar trámites online, junto con otras muchas empresas, no sólo las que inicialmente se dedicaron al comercio online, como pueden ser casas de apuestas o de subastas.
Estos pasos, con los objetivos claros de reunir seguridad y comodidad, comportan una nueva vuelta de tuerca en un ejercicio transparente y beneficioso hacia el consumidor. Constituye un gran paso en «abandonar» antiguas prácticas que con el tiempo se valorarán como obsoletas o anticuadas, como lo podrán ser la impresión en papel o la presencia física para algunas actividades. Este gran paso evitará la ineficiencia, complejidad, lentitud e injusticia de algunos sistemas administrativos muy burocratizados.