Conciliar la vida familiar y laboral o apostar por políticas que realmente caminen hacia la construcción de empresas y jornadas laborales más flexibles, es una conquista a la que aspiran miles de trabajadores en nuestro país.
Una conquista que no sólo representa un “ideal romántico” como muchos empresarios de la “vieja guardia” se empeñan en señalar, sino que cuenta con el respaldo de decenas de informes y la opinión favorable de expertos, políticos, asociaciones y sindicatos.
Una institución como el IESE señala por ejemplo en su “Barómetro de conciliación Edenred-IESE 2012″ que la conciliación laboral aumenta en un 19% la productividad de las empresas, atacando por lo tanto a uno de los supuestos problemas endémicos de las empresas españolas: la baja productividad de sus trabajadores.
Desde EFR se manifiestan en un sentido muy similar y afirman que conciliar la vida laboral y familiar, es clave para mejorar la reputación de las empresas y es más: teniendo en cuenta que muchas empresas no pueden aumentar el salario de sus trabajadores, sí que pueden compensarles a través de lo que ya se conoce como salario emocional.
Administraciones públicas como la Conselleria de de Trabajo de la Generalitat catalana llegan a la conclusión en su estudio “Experiencias en organización del tiempo del trabajo en las empresas de Catalunya”, que este tipo de políticas pueden reducir el absentismo laboral hasta un 30% un dato que refrenda la consultora MGA, situando esta cifra en el 20%
Pero más importante que estos datos es aún el hecho de que cada vez más empresas están convencidas de que aplicar políticas de conciliación en el seno de sus organizaciones, se traduce más en beneficios que en costes. Es lo que se apunta en un informe encargado por la Consejería de Empleo de la Comunidad de Madrid a la Universidad Complutense. Revela en este sentido que el 90% de las empresas de la región aplican alguna medida de conciliación, destacando entre sus beneficios la mejora de la imagen de marca (92,95 por ciento), la mejora del clima laboral (91,63 por ciento), la retención de talento (82,02 por ciento), la reducción del absentismo (74,34 por ciento) y el incremento de la productividad.
Un extremo que se reconoce desde la propia CEOE. Su presidente de la Comisión de Responsabilidad Social y Empresarial, Juan Pablo Lázaro, vinculó la racionalización de los horarios con la productividad empresarial.